Poco después del nacimiento de Joshua, su madre comenzó a notar que el bebé tosía y estornudaba constantemente. Como toda madre primeriza, le preguntó al médico que le sucedía a su recién nacido. Él le dijo que no pasaba nada malo y que era completamente normal.
Dos semanas después, la tos de Joshua empeoró. Ansiosa y preocupada, su madre lo llevó a ver a un pediatra, quien le sugirió que lo llevará a la sala de emergencias. Después de tres visitas a la sala de emergencias, Joshua finalmente fue admitido durante cinco días. Estar enfermo se convirtió en un patrón constante, lo cual provocaba que Joshua entrara y saliera de salas de emergencia y cuidados urgentes.
A los dos meses, se volvió muy letárgico y comenzó a mostrar sangre en las heces. Su madre decidió volver a la sala de emergencias donde recibió un resultado positivo del virus de la influenza A y la gripe porcina. Pasó el tiempo y Joshua continuaba enfermo. Desarrolló mononucleosis, infecciones del oído constantes, infecciones respiratorias y bronquitis, todo en un año.
Su madre lo llevó a diferentes especialistas y en todas las visitas recibía respuestas diferentes. El gastroenterólogo se interesaba por la sangre en las heces; el pulmonólogo lo ayudaba con los problemas para respirar; y el alergista se enfocaba en sus alergias. En esta etapa, el Dr. Pablo Laufer, especialista en Enfermedades Infecciosas de Nicklaus Children’s Hospital resolvió el caso.
Joshua tenía una deficiencia inmune llamada deficiencia de IgA (inmunoglobulina A), la deficiencia inmune más común entre los niños. Uno de cada 200 niños tendrá deficiencia de IgA. La segunda afección que Joshua tenía era un recuento bajo de glóbulos blancos causada por una infección viral que se presentaba como si tuviera leucemia.
Después de más de un año de sustos, la mamá de Joshua se sitió aliviada al saber que finalmente recibía el diagnóstico adecuado. Desde que fue diagnosticado por el Dr. Laufer, Joshua no ha tenido ninguna visita al hospital. Hoy, Joshua es un niño sano y activo de cinco años que asiste a la escuela y disfruta de jugar al básquetbol y tocar la guitarra.
“Cuando miro mi trabajo con los niños, siempre me pongo en el lugar de los padres. A diario, es posible tomar la decisión de ayudar o no ayudar a alguien a hacer un esfuerzo adicional. Me hace sentir mejor cuando hago el esfuerzo adicional”, concluyó el Dr. Laufer.
Have your own Patient Success Story to share?
If you’d like to share your Nicklaus Children’s story to inspire hope, and help
other families find answers to questions they’re seeking for their child, please
contact us by using the link below.
Share a Story